Hay una frase de Albert Einstein que dice: “Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro”. Esa idea nos gustó mucho como premisa para tener presente este mes, en el que seguramente nos sentemos a repasar nuestro 2024 para hacer un balance.
Cuando en noviembre entrevistamos a Viviana Kelmanowicz, psicóloga especializada en psicología positiva y construcción del bienestar, autora del libro El mapa del bienestar (Urano), hablamos acerca de cómo vivir esta etapa de una manera más tranquila, acorde a cómo nos sentimos y a lo que queremos. Pero, sobre todo, dándole lugar a lo que es importante para cada uno. Pueden leer la charla completa acá.
Ella nos invitó a pensar el cierre de ciclo como una pausa para reflexionar y sentir (lejos de ese ruido mental que nos agota). También nos habló de resignificar el fin de año creando pequeños momentos de silencios sagrados (como sinónimo de autocuidado), a fin de mirar lo que pasó y de ahí en adelante proyectar nuestro 2025.
En diciembre, le pedimos que nos regale tres de sus básicos para vivir con mayor bienestar. La idea es que podamos elegir alguno y lo pongamos en práctica antes del 31. ¡Que los disfrutes!
Primera herramienta: Experiencia QTS (Qué Te Salva)
¿Qué es una experiencia QTS (Qué te salva)? Viviana nos explicó que lo “Qué te salva” es encontrar o edificar eso que podés hacer para repararte por dentro cuando te sentís abatido, cansado, destruido. triste, desilusionado. “Experimentar tus QTS no te hace resolver problemas específicos, simplemente te calma o recupera emocionalmente para que puedas mirar con mayor perspectiva el mundo. Podemos usarlas como refugio o como rearmadoras de ruinas”, explica Kelmanowicz.
Para poder construir nuestros propios QTS, tenemos que seguir cuatro pasos.
Paso 1: activación
Empezá con la inspiradora pregunta “¿Qué me salva?”. Las variantes más mundanas pueden ser: ¿Qué me recupera? ¿Qué me enciende? ¿Qué me encanta hacer? ¿Qué actividades me hacen olvidar de todo cuando las estoy haciendo? Si no pudiste identificar nada, intentá recordar momentos en tu pasado en los que te sentiste mal y cómo hiciste para recuperarte. Si aún no lograste recordarlos, llegó el momento de imaginar o inventar posibles QTS para probar su efecto en vos. ¿De qué manera?
Sentate y tomate un tiempo para inventar. Anotá tus ideas en un papel. La premisa es que la lista sea extensa. Podés pedir ayuda a otras personas y ampliar el brainstorming. Conocer cómo otros se salvan siempre te va a sumar ideas y modelos para rearmarte.
Paso 2: elección
Decidí con intención cuál o cuáles son los QTS que vas a usar para recuperar tu calma y sentirte bien de nuevo. Decidí cuál creés que podría funcionar como la mejor herramienta de este momento para equilibrarte o lidiar con la ansiedad. Elegí cuál podría servirte para mirarte y pensarte mejor. Una forma de hacerlo es determinar cuál de todas te serviría en este momento para cuidarte y repararte, y para poder salir de nuevo a conectar con otras personas con más serenidad y perspectiva.
Paso 3: exploración
Ahora tenés que indagar la calidad de tu experiencia QTS. No cualquier experiencia es una QTS, aunque pueda servir para recuperarte. Una auténtica QTS tiene que depender casi con exclusividad de vos mismo, no debe precisar de otras personas o situaciones que se generen desde el exterior. Sin duda, usarás el contexto para ponerla en práctica, pero serás el personaje activo en ese contexto.
Podés aprovechar situaciones que vengan desde afuera como una fiesta, un bosque o el mar. Pero la QTS requiere de tu decisión e intención para utilizar esos espacios en tu reparación. Por ejemplo, escribir un diario, un cuento o una poesía. O entrenar, caminar, correr, tocar un instrumento o cantar. Dibujar, cocinar o tejer. Todos los ejemplos pueden reproducirse en cualquier lugar donde estés, y no necesitás a nadie más que a vos para ponerlos en práctica.
Una vez hecha tu lista, vas a mirarla y estudiar las condiciones de cada QTS. Vas a detenerte en la primera. Te vas a preguntar si podés hacerla cada vez que tengas ganas. Vas a preguntarte si es viable en cualquier lugar y si no necesitás de otra persona para llevarla a cabo. Si la respuesta es sí, vas a imaginarte haciéndola y tratarás de observar si te genera placer, satisfacción o serenidad. Vas a tomarte un tiempo para realizar este procedimiento con cada QTS de la lista.
Paso 4: acción
Vas a elegir la que más te guste y la vas a hacer. Observarás tu estilo para diseñar y llevar a cabo tus QTS: ¿Preferís hacer las cosas rápido o lento? ¿En el exterior o en el interior? ¿Preferís el movimiento físico o la quietud? ¿Con qué frecuencia necesitás hacerla para sentir que te reparaste? ¿Cuáles son los efectos inmediatos mientras y apenas terminás de practicarla? Una buena QTS tendría que ayudarte a disminuir, en forma paulatina, tu malestar y aumentar tu percepción de autoeficacia o poder para lidiar con lo que sea que te toque enfrentar.
Segunda herramienta: Agradecer siempre
Otra herramienta que Viviana considera fundamental, y sobre todo en esta época del año, es la gratitud: “Cuando somos agradecidos, aumenta nuestro ánimo y conexión social, fortalecemos los vínculos existentes y facilitamos los nuevos. También, tendemos a compararnos mucho menos con otros y disminuyen los enojos y el resentimiento. El acto de agradecer provoca calma y ayuda a fortalecer el sistema inmune. Ser agradecidos nos genera más energía y optimismo”, dice.
¿Algunas ideas para tener en cuenta?
• Cultivar la gratitud impacta positiva y directamente en nuestro cerebro. Aunque creas que dar las gracias por lo que tenés o sucede sea a veces una simpleza que puede ser pasada por alto, tenés que saber que la evidencia científica demuestra fehacientemente que resulta efectivo para nuestro bienestar. A mayor predisposición hacia el agradecimiento, menor es la posibilidad de sentir ansiedad, depresión, preocupación o soledad.
• Cuando agradecés, te salís de tu propio ombligo. Ese movimiento simple de buscar afuera lo positivo te conecta con otras personas y situaciones, y te saca de la inercia cotidiana que no te permite observar con detenimiento los momentos únicos que vas atravesando. El acto de agradecer ayuda a ver el lado brillante de las cosas y a valorar lo que tenés al poner tu foco de atención en eso.
• Una de las intervenciones más estudiadas es la carta de gratitud (ideada por Martín Seligman, psicólogo y escritor estadounidense). La consigna es escribirle una carta a alguien a quien nunca le agradeciste por algo que ha hecho por vos. Escribirla a mano y entregársela también en mano. Suele ser un momento emotivo muy importante y los efectos en el bienestar son potentes. Una variación es tambiến escribir esa carta a alguien que ya no está en este mundo. Recordar, agradecer y honrar su impacto en vos.
Para pensar
- ¿Hay alguien a quien no le hayas agradecido algo y quisieras hacerlo? ¿Qué es lo que te gustaría agradecerle? ¿En qué sentido eso fue importante para vos?
- ¿En lo cotidiano, tenés el hábito de agradecer las mínimas y máximas acciones?
- Además de gracias por… ¿se te ocurren otras maneras de agradecer?
- Hacé una lista con las personas a las que vas a agradecerles. Definí con cuidado la razón y cuándo lo vas a hacer.
- Una o dos veces por semana, proponete encontrar algo para agradecer a aquellas personas desconocidas con las que interactuás. Precisá el día que lo vas a hacer. Ejemplo: hoy martes tengo que encontrar algo para agradecer a todo aquel con el que interactúe.
- Una intervención muy popular es el diario de gratitud. Una vez por semana, podés anotar aquello que sucedió en esos días y querés agradecer.
Tercera herramienta: Saborear la vida
“Saborear es reconocer la belleza en la simplicidad y transformar lo ordinario en extraordinario. Es estar presente con conciencia plena en lo que estés haciendo. Con frecuencia, nuestra mente y concentración tienden a llenarse de reflexiones incómodas y persistentes acerca de lo que ocurrió en el pasado o 1o que sucederá en el futuro. Nos inclinamos a creer que las mejores cosas están reservadas para mañana o quedaron atrás, en el ayer. Para combatir eso, existe el saborear la vida”, dice Viviana.
¿Qué podemos tener en cuenta?
• Saber disfrutar las experiencias positivas de la vida es un ingrediente básico del bienestar.
• Cuando aprendemos a expandir el saboreo, tenemos más capacidad para agradecer y estar conscientes plenamente de lo que estamos haciendo. Esto nos permite disminuir nuestro funcionamiento en piloto automático y la tendencia a saltar de una cosa a otra.
• Aprender a saborear es equivalente a apreciar los matices en la vida diaria y dirigir la atención hacia el aquí y ahora.
• Las investigaciones muestran que las personas que tienden a disfrutar y estar conectadas con lo que hacen, tienen más confianza en sí mismas, son más extrovertidas, están más satisfechas y con menos estrés.
Para pensar y experimentar
- Proponete unos minutos diarios para utilizar todos tus sentidos al hacer alguna actividad. Tratá de mantener tu foco en ellos: comer un chocolate, el agua que corre por tu cuerpo al bañarte o discriminar los instrumentos cuando escuchás una canción que te gusta.
- Pensá qué de lo que hacés a diario 1o disfrutás con conciencia.
- Pensá qué de lo que hacés a diario no lo disfrutás con conciencia y merece ser degustado con más atención.
- Salí a caminar quince minutos y ponete el objetivo de percibir todo lo que puedas con él. Por ejemplo, los sonidos o los distintos tonos de verde de los árboles.
- Sacate los zapatos en algún lugar natural y tratá de percibir lo que sentís cuando tus pies se apoyan en él.
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