Laura Giovanetti: “Todo cambio en la vida, empieza con un cambio de creencia”

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“No vemos el mundo como es, sino como somos”, dice una frase del filósofo espiritual Jiddu Krishnamurti. La idea es clara: nuestra mirada está cargada de juicios y mandatos, y con esos filtros hacemos amistades, trabajamos, armamos una familia, manejamos las finanzas, y nos hablamos a nosotras mismas. Todo va bien, hasta que en algún momento de la vida algo empieza a incomodar. Y es ahí donde nos preguntarnos si esas elecciones son propias, o vienen direccionadas. ¿La clave? Limpiar la mirada. Porque es difícil que podamos transformar algo afuera, si no estamos dispuestas a “hackear” creencias instaladas en nuestro interior.

Por eso decidimos hablar con Laura Giovanetti, coach especialista en PNL (Programación Neurolingüística) y Biodescodificación. Y, en esta charla, ella nos muestra cómo nuestro mapa del mundo es una interpretación. Porque no sabemos cómo son las cosas en verdad, sino cómo las observamos e interpretamos, la invitación que nos hace es a cambiar la manera en que miramos la realidad, para que aquello que vemos, cambie.

Laura, ¿Por qué decís que todo cambio en la vida comienza con un cambio de creencia?

—Porque son las creencias las que construyen nuestro mapa mental y la manera de ver la vida. Muchas veces creemos que la fórmula es: “cuando tenga una pareja voy a ser feliz”, “cuando lleguen las vacaciones, voy a ser feliz”, “cuando tenga hijos, voy a ser feliz.” Y así con cada una de las cosas que nos gustaría alcanzar o transformar. No nos enseñaron que la fórmula es totalmente al revés: “Si yo cambio, todo cambia”. Y ese cambio es aquí y ahora, y es a través de mi manera de ver, de interpretar y de “contarme” las cosas que me pasan.

¿Se trata de volver a mirar?

—Si cambio ese filtro (esos anteojos con los que veo el mundo, con los que experimento la vida y con los que me miro a mi misma), puedo empezar a vivir en plenitud y en congruencia en el presente (el único lugar donde se construye el futuro). Tus creencias del pasado forjaron este presente. Si no me gusta y quiero crear un nuevo futuro, tendré que transformar mi mentalidad haciendo una profunda reprogramación de creencias.

¡Cuánto nos asusta cambiar!

—Así es. Pero la evolución personal necesita sí o sí dejar de pensar como antes. A mí me gusta decir que “yo no resisto ningún archivo”, y esto no me hace ser una mujer contradictoria o de convicciones flojas. Esto demuestra la capacidad de cuestionar y la valentía de transformarme.

Me gustaría ampliar una idea que me quedó de tu taller “Hackeo mental”: “Nuestras creencias se convierten en pensamientos. Esos pensamientos determinan emociones. Y esas emociones comportamientos”.

—¡Entender esto te puede cambiar la vida! Nuestras creencias —las ideas que tenemos sobre cada aspecto de la vida y de nosotras mismas—, determinan la manera en que pensamos. Nuestros pensamientos cotidianos giran en torno a esas creencias. Nos sucede algo y lo miramos a partir de ahí, por eso pensamos siempre las mismas cosas. Si creo que no valgo y que no soy inteligente, sucederán cosas que me espejarán realidades que yo miraré desde esas creencias, entonces reafirmaré: “Y sí, era lógico, si yo no valgo y no soy inteligente”.

¿Entonces nuestros pensamientos cotidianos siempre están vinculados a esas creencias instaladas en nuestro inconsciente?

—Sí. Esos pensamientos son los que disparan un torrente de neurotransmisores que harán que llegue la emoción, alineada a ese pensamiento. Si creo que no me lo merezco, mi clima mental será de no merecimiento y mis emociones se alinearán a eso, es decir: me siento no merecedora.

Y el comportamiento irá en la misma línea…

—Como vamos en automático por la vida (y sin conocer este secreto), lo más probable es que tus comportamientos vayan en línea con tus creencias y tus pensamientos, así que en lugar de tener una actitud positiva y de confianza, irás accionando desde la apatía, desconfianza y resignación, pues “yo no me merezco más, así que no voy a hacer mucho más”. Por eso es tan importante entender que “todo cambio comienza con un cambio de creencia”.

¿Qué son los pensamientos?

—Los pensamientos pueden ser un mar en calma donde hacer la plancha y disfrutar mecerse con las olas, o una tormenta marina turbulenta y peligrosa de la que pensamos que no saldremos con vida. Nuestros pensamientos nos pueden llevar por esas dos realidades constantemente. Son algo así como las aplicaciones del celular. Según las apps que tengas descargadas, podrás darle uso de una u otra forma a tu celular, será más o menos funcional. Los pensamientos son las programaciones mentales, las apps que tenés descargadas en tu mente y con las que elegís manejarte por la vida.

«Los pensamientos pueden ser un mar en calma donde hacer la plancha y disfrutar mecerse con las olas, o una tormenta marina turbulenta y peligrosa de la que pensamos que no saldremos con vida».

Son los filtros a través de los cuales miramos la realidad…

—Exacto. Por eso la importancia de diferenciar la realidad objetiva y subjetiva, porque como sujetos estamos recortando la realidad según esos pensamientos base, según nuestras creencias. En PNL se llama a esto “mapa mental”: sería esa geografía por la que nuestra mente nos lleva. Si en mi mapa hay ideas potenciadoras, altruistas, esperanzadoras, amorosas, veré al mundo a través de esos anteojos. Y aunque me sucedan cosas que objetivamente sean fuertes y dolorosas, el cristal con que las mire cambiará mi narrativa interna y mi actitud de vida.

¿Y las creencias?

—Las creencias van de la mano de los pensamientos. Porque creo determinada cosa, pienso siempre desde esa creencia. Si creo que el mundo es hostil, mi mapa mental y pensamientos diarios estarán en consonancia con esa creencia base. Para poder conocernos más en profundidad, deberíamos hacer una revisión a consciencia de cuáles son las creencias desde las que estamos viviendo. Es clave saber por qué pienso como pienso. “¿Qué pasaría si pienso distinto? ¿Qué creencias tendrá esa persona que admiro, para poder vivir como lo hace?”.

Vos dijiste que podemos tener creencias que nos limiten o potencien. ¿Cómo sería esto?

—Me puedo preguntar: “Esta idea que tengo sobre tal tema, ¿me limita o me potencia?”. Las creencias limitantes nos dejan siempre en el mismo lugar, no nos permiten crecer (son creencias de baja autoestima, de miedo, de desconfianza). Por el contrario, las creencias potenciadoras nos ayudan a ver más allá, a tratarnos bien, a ir por más evolución. Son creencias amorosas, pacíficas, optimistas. Es importante aclarar que siempre hay matices, y no podemos caer en el pensamiento mágico de pensar que la vida es un cuento de hadas. La vida es blanca y negra. Hay que aprender a integrar lo luminoso y lo oscuro en mí, buscando pulirme y ser mejor cada día.

¿Cómo va todo esto unido a los mandatos?

—Las creencias y los pensamientos que tenemos sobre cada aspecto de la vida, han sido instalados en su mayoría en nuestra infancia y luego los hemos ido reforzando y aceptando sin cuestionarlos. Los mandatos son creencias familiares, sociales o culturales que nos marcan un “supuesto camino” por el que movernos. La institución familiar y las instituciones educativas, religiosas y culturales nos han marcado la vida de una manera trascendente. Y vamos por ella buscando validar las creencias aceptadas por aquellos que nos moldearon, porque queremos que nos quieran, que nos aprueben, que nos acepten.

Qué difícil despegarse de todo esto a veces…

—Me gusta explicar en mis cursos y sesiones lo importante de convertirse en oveja negra, para poder salir de la jaula de limitaciones mentales que nos han sido impuestas. La libertad de conciencia y pensamiento puede ser factible de alcanzar, siempre y cuando tengamos la valentía de ser desleales a las creencias limitantes de nuestro clan. Es el ejercicio más valiente y poderoso que podemos hacer. Se trata de aprender a pensar por nosotros mismos, usando el libre albedrío a nuestro favor, incluso cuando vayamos en contra de las normas preestablecidas.

¿Cómo sería “cambiar una creencia”?

—Cambiar una creencia es dejar de pensar de la manera en que lo hacía, porque entiendo que ya no es funcional a mi vida, o no va en línea con aquello que quiero construir. Si mi presente no me satisface, debo revisar qué creencias y pensamientos del pasado me trajeron hasta acá, y por ende debo excluir, mantener, o incorporar creencias, para crear un nuevo mapa mental que me lleve a la manifestación de lo nuevo.

¿Es la idea del “como es adentro es afuera”?

—Dice la Ley de Correspondencia del Hermetismo (metafísica de alto vuelo): “Como es arriba es abajo, como es adentro es afuera”. Esto significa que como es en mi mente, será en mi cuerpo emocional y físico, y que como es en mi interior, será en mi exterior (lo que manifieste en la vida). Entonces si cambio mi arriba (mente), cambiaré mi abajo (mis emociones y mi templo físico), lo que indefectiblemente me llevará a transformar mi interior. Y así, porque la ley no falla jamás, veré reflejado en el exterior lo que antes habitó, transmutó y vibró dentro de mí.

«Cambiar una creencia es dejar de pensar de la manera en que lo hacía, porque entiendo que ya no es funcional a mi vida, o no va en línea con aquello que quiero construir».

¿Por qué nos cuesta tanto cuestionar lo que tenemos como válido?

—Los motivos son varios. Por un lado porque cuestionar lo establecido nos puede llevar a dejar de recibir el amor de quienes nos marcaron el rumbo que ellos creían mejor para nosotros. Nadie quiere ser marginado, castigado, ni destratado. Entonces vamos moldeándonos para ser aceptados y valorados por los demás. Romper con ese molde requiere coraje y fuerza. Por otro lado, porque nuestro cerebro solo quiere ahorrar energía. Interpreta que si hoy estamos vivos y sobreviviendo con la mentalidad que tenemos, ¿para qué hacer cambios y gastar tanta energía para ser distintos? Mejor quedarnos donde estamos, que aunque no es una zona del todo confortable, sí es conocida y parece ser “segura”.

¿Qué recomendás acá?

—Lo importante es reconocer que el cambio es posible. Si lo que siempre hicimos no dio resultado, podemos probar hacer otra cosa. Y aunque nos de miedo el rechazo, o hasta tengamos pánico de dejar de ser amados, no hay nada más maravilloso que vivir la vida según las reglas propias. Mi recomendación: metele, hacelo, cambiá, mutá, tratate bien. Nadie va a dejar de quererte porque busques ser mejor. Y de última: “Desaparecerá de tu vida todo aquello que no vibre igual a ti. No has perdido nada. Te has ganado a ti”.

¿Qué sería resignificar el pasado?

—Resignificar el pasado tiene que ver con mirarlo desde otra perspectiva. Y entender que yo me hago cargo de mi aquí y ahora. Es el juego constante de quien busca crecer. Siempre existen nuevas y mejores maneras de ver lo que pasó. El pasado está para revisarlo, sanarlo, bendecirlo y usarlo de trampolín para que nos lleve a un nuevo estado de consciencia. No puede haberme pasado lo que me pasó, y que no me haya mejorado. Si los dolores pasan, que no nos pasen en vano. Y eso, depende exclusivamente de cada uno de nosotros. Aquí y ahora tengo la posibilidad de mirar distinto lo acontecido, de pulirme a mí misma y de cambiar. Hay que cambiar siempre, porque lo que no cambia, muere.

¿Con qué frase te gustaría cerrar?

—Dejame concluir como suelo abrir y cerrar mis cursos: “Sos tu única compañía garantizada hasta el último suspiro de tu vida, por eso Tratate Bien”.

Más info/ IG: @laugiovanetti Laura da un curso muy lindo donde trabaja estas temáticas, que se llama “Metamorfosis” (un camino hacia el empoderamiento personal). Y además tiene “Hackeo Mental” y un desafío de “21 días para amarte”. Pueden consultarle en privado por IG @laugiovanetti o en la web laugiovanetti.wisboo.com

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1 Comentario

  1. GThomas

    Muy interesante, y, a la vez, desafiante. Gracias

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