María Tórtora: «Tenemos que hackear nuestro modo estático y pasivo de vivir»

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María Tórtora propone revisar nuestros mandatos y creencias a la hora de habotar nuestra casa.

“A veces no hay que irse, sino encontrar nuevas formas para quedarse”, me dijeron una vez. Y la frase me resuena mucho al sentarme a escribir esta nota. Porque estoy convencida de que podemos renacer a cada paso, donde sea que estemos.

Por eso este mes elegimos entrevistar a María Tórtora, creadora de “Casa Chaucha” (@casachaucha). Porque, para ella, el hogar es una representación de nosotras mismas. Y en un mundo que nos invita a copiar y decorar con lo que dictan las modas y tendencias, María nos aleja del consumo, y nos llama a conectarnos (y renacer) con el deseo de una casa con una belleza auténtica. Un hogar con alma. 

–María, hace poco salió la tercera edición de tu libro Conquistá tu casa, editado por Monoblock. ¿Cómo llegaste hasta acá?

–En 2009 fundé Casa Chaucha, un blog en el que publiqué más de 180 recorridos fotográficos por casas que tenían despliegues tan sorprendentes como alcanzables. En 2014 recopilé esas casas para el libro Interiores, y en 2015 empecé a dar charlas y talleres. Ahí compartía lo aprendido en esas casas, como respuesta a los obstáculos comunes que aparecen al intentar personalizar los espacios. Después, en 2017, publiqué Conquistá tu casa, un libro en el que comparto mi método lúdico. Y este año salió la tercera edición, pero actualizada. Todo lo que fui aprendiendo en los últimos años de investigación se suma a la propuesta original del libro.

–Hace poco, en una reunión de sumario, Caro Abarca citó una idea de Humberto Maturana: “Si de innovar se trata, la pregunta importante no es ‘¿Qué tengo que cambiar?’ sino ‘¿Qué quiero conservar? Sólo cuando definamos esto, se activará la posibilidad de que todo cambie en torno a lo que se conserva”. Me quedé pensando eso en relación a nuestra casa. ¿Lo sentís así a la hora de renovarla o repensarla?

–Para mí el punto de partida acá es la conexión. Puede parecer algo muy volado, pero yo lo veo bastante claro: la casa es una representación mía. Entonces, cuando yo estoy conectada con mi entorno y con lo que deseo ver, esos movimientos (el “qué sacar” o “qué conservar”) surgen de algo muy orgánico, de lo que me nace responderme a mí. Creo que antes de plantearme la cuestión material de qué quiero conservar o qué quiero que se vaya, hay que ver la simbología de todo eso: no es que me tengo que sentar a estudiarlo, me entrego a sentirlo. Es un conectar con todos los sentidos atentos, que es algo que no suele pasar mucho dentro de la casa.

–A veces nos guiamos más por lo “estético” que por lo que sentimos de verdad…

–Si yo lo pienso como algo meramente estético, se cuelan un montón de cuestiones externas. Pero si yo lo pienso desde mí, y desde cómo me siento, aparece lo que me encanta y lo que no me encanta. Entonces, creo que ese es un punto de partida: observar, conectar, y saber que las certezas o las respuestas van llegando. ¿Y qué movimientos hago? Los que me dan ganas. No hay un camino cerrado de “lo que hay que hacer”, sino que tiene que ver con un ir respondiendo lo que quiero sacar o conservar. Es más fluido.

–¿Por qué hablás de “conquistar” la casa?

–Siento que lo de conquista es un poco como el “ir poniendo banderitas” en diversos espacios de las casa que vamos haciendo propios, con nuestra energía y vitalidad. Y esto se une mucho a la idea de explorar cómo queremos vivir. Siempre parto de la base de que tenemos demasiada información de afuera, de “cómo hay que hacer las cosas”. Y la exploración es para adentro. Yo puedo estar conmovida por un montón de cuestiones de belleza del mundo, pero no significa que es la belleza que quiero tener en mi casa. La belleza que necesito puede ser de otro tipo, y tiene que ver con explorar mis gustos, mis intereses, mis necesidades, mis hobbies.

–¿Cuál sería la diferencia entre “la casa de tus sueños”, “la casa que necesitás”, y “lo que (realmente) te gusta”? Algo de lo que hablás en tu libro.

–Estos son los tres disparadores para la exploración. La casa de tus sueños (que son todas las fantasías) y la casa que necesitás (más terrenal, con los pies en la tierra), son esquinas opuestas. Pero me gusta este juego de los dos polos, porque me invita a dialogar con el pensar en grande. ¡Cuántas veces nos quedamos con “la vara baja” de lo que puedo hacer! Entonces puedo preguntarme: si tuviera todo el poder, toda la magia del mundo ¿cómo sería mi casa? Está bueno planteárselo, porque a lo mejor un montón de cosas pueden llevarse a la práctica en una escala menor, y ya hay algo del deseo que estoy escuchando. 

«Conquistá tu casa es un recorrido con estructura de juego, con niveles, misiones, aliados y villanos. Además tiene un montón de fotografías, para que descubras cómo es esa casa que te representa, y puedas llevarla a la práctica con herramientas de fácil aplicación», comparte María Tórtora acerca de su libro.

–¿Y qué pasa con “lo que realmente te gusta”?

–Esto sería “el estilo personal”. Lo que siempre planteo cuando las personas van a encarar una renovación de su casa, es que después de  buscar referencias afuera y ver todo lo que les ofrece el mercado, piensen cuál es su estilo. Y lo que te gusta, es lo que te gusta a vos (aunque no corresponda a cuestiones decorativas). O sea, las cosas que a mí me gustan están en mi vida, entonces están en mi casa. Forman parte de mi estilo decorativo.

–¿Conviven estas tres ideas?

–Por supuesto que conviven mis fantasías, con mis necesidades y mis gustos. Es mi cóctel, digamos. Conviven en mí, entonces conviven en mi casa.

–Vos decís que “si tu casa es una exposición de cosas que hoy no elegirías, nunca te va a gustar”.

–Claro. Yo lo que planteo es sacar las cosas que ya no te gustan. Porque en general estamos pensando en sumar, y sumar es igual a consumo: a seguir buscando más, a seguir comprando más, a seguir pintando, a seguir haciendo. Y, cuando en un pase mágico sacamos de la vista todas las cosas que ya no queremos tener, ahí también estamos “redecorando”. Porque lo que elegimos conservar se empieza a ver.

–¿Se puede renovar la casa con lo que hay? ¿Qué consejos podrías darnos?

–Yo creo, definitivamente, que se puede renovar la casa con lo que hay. No sé lo que hay en la casa de cada persona que va a leer esto, pero estoy segura de que tenemos todo. En lo personal, me la paso renovando mi casa con lo que hay. Constantemente me sorprendo de cómo usando una mesa allá en vez de acá, o la mesa ratona como mesa de luz, y la mesa de luz como mesita para los juguetes de los chicos, todo se renueva. Pero para que esto pase se requiere flexibilidad.

–¿Se trata de “ir viendo”?

–Exacto. En mis propuestas está siempre muy claro esto del “paso previo”: el paso previo de darme lo que quiero con lo que hay. Y después, si deseo pasar a otro nivel, buscaré cuál es “la mesita de mis sueños”, por ejemplo. Pero, mientras tanto, puedo jugar con lo que hay.

–¿Cómo logramos que nuestra esencia se vea reflejada en la casa?

–Si yo saco de mí todas esas necesidades, esos deseos, esos intereses, y los empiezo a traspasar a mi espacio, inmediatamente la casa empieza a tener mi esencia. Es por decante, porque ya estoy conectando con la casa que deseo y necesito.

–¿Cómo es tu casa hoy?

–En mi casa se ve absolutamente quién soy, quién estoy siendo, qué estoy necesitando, qué me permito. En este momento, en mi casa vivimos mis dos hijos de seis años y yo. Y aquí se ve lo que elijo, porque es el modo en el que llevo adelante la maternidad. Permito que pueda suceder todo lo que ellos quieran y deseen. Entonces, ninguna cuestión adulta de formas va a venir a obstaculizar eso que yo quiero que mis hijos puedan desplegar.

Desplegar nuestra creatividad pero, sobre todo, escucharnos, es la propuesta de la creadora de Casa Chaucha.

–A cada etapa, su casa…

–En mi caso, hoy me corro de lo que haría en una casa si viviera sola, para que mis hijos tengan el espacio y el disparador constante del juego analógico (algo que para mí es súper valioso). Si venís a mi casa, el living comedor no existe. Ahí armé un sector de juegos. Porque las decisiones que yo tomo para mi casa hoy, son para tres, no son para una. Y le pongo un montón a mi cuarto, por ejemplo, que es mi espacio. Entonces fijate cómo todo esto va más allá de cuestiones meramente estéticas: son decisiones que uno toma en su espacio, porque todo lo que yo armo y dispongo, potencia, obstaculiza, ameniza la vida diaria.

–Hace poco, Cintia Roberts (@cintia.roberts) me contó algo que vos le dijiste y me encantó: “Cuando sacamos una cosa de lugar en la casa, hay algo de ‘lanzarse al vacío’”. ¿Tenemos que aprender a habitar ese vacío para sentir lo que nos trae?

–Hay algo que me gusta mucho, y es intentar “hackear” este modo estático y pasivo que tenemos de vivir. Vivimos con situaciones que no nos gustan, y no las sacamos porque no sabemos qué va a venir (en la vida y en la casa). Sería: “Esto no me gusta, pero como no tengo reemplazo, no lo saco”. Siempre trato de ayudar a ver por qué estás viviendo con algo que no te gusta. Y tal vez el reemplazo requiera de otras cuestiones. ¿Por qué, por ejemplo, tiene que haber algo colgado en esa pared? No tiene que haber algo colgado sí o sí en esa pared. No vivas con algo que no te gusta. No tengas miedo a quedarte sin nada, porque ese “sin nada” no es negativo. Es reflexivo, es de observación: ¿qué te pide ese espacio?

–¿Por qué sucede muchas veces que aunque nos esmeremos en que nuestra casa “quede como la que vi en la revista o en Instagram”, eso no sucede jamás?

–Nunca te va a quedar igual, porque esas fotos están producidas y todo está puesto para la foto, con el foco puesto en el consumo y no en indagar qué queremos nosotras. Si bien hoy estamos despertando en muchas de estas cuestiones, no es algo fácil. Queremos que nos digan cómo se hace. Y estamos en la rueda del hámster hasta que decimos: esto no me está llevando a ningún lado, me bajo. Pero hay quienes eligen seguir en esa rueda porque les parece más divertido.

–¿Cuál es el beneficio de que, aunque alquilemos, vivamos esa casa como si fuéramos a quedarnos para siempre?

–Porque la idea que se escucha siempre es que “como alquilo”, no voy a hacer mucho porque total después me voy. El punto es que por ahí lo que tenemos como referencia para “hacer algo” es eso que vemos en las revistas o en las redes, donde hay millones de pesos en juego (que obvio no tienen sentido en un lugar transitorio). Pero mi propuesta es ir más a lo chiquito. Hay tantas cosas que podemos hacer aunque no nos quedemos ahí “para siempre”. Y parten de la pregunta “¿cómo quiero vivir?”, y de saberte capaz de poder darte algo mejor.

–¿Algún mensaje final que quieras dejar?

–El otro día me preguntaron algo en un vivo de Instagram, que no pude responder como hubiese querido. Y ahora voy. La pregunta era: ¿Cómo hacer cuando todo es una gran vidriera? Creo que la respuesta hubiera sido: cuestionate todo el tiempo, no vayas en automático. Preguntate.

Instagram: @mariachaucha | @casachaucha
Web: www.mariachaucha.com | www.casachaucha.com.ar
Conseguí el libro en: monoblock.tv/creatividad/805-conquista-tu-casa-9789874768674.html

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