“La actitud de agradecimiento tiene el poder de convertir las dificultades en oportunidades, los problemas en soluciones, y las pérdidas en ganancias. Y nos permite descubrir todo aquello que no era visible para nosotros debido a nuestra actitud limitadora”, dice Louise L. Hay en su libro Gratitud (Urano).
Durante julio estuvimos sumergidas en el tema de agosto, y leímos este libro hermoso, que recopila varios escritos y testimonios de grandes maestros, escritores, y colaboradores de distintas disciplinas que hablan sobre la magia de ser agradecidos.
Como siempre, lápiz en mano fuimos subrayando y compartiendo pensamientos en las reuniones de sumario. Y elegimos algunos de ellos para dejar acá:
- La gratitud produce más cosas por las que estar agradecidos. Aumenta la abundancia. En cambio, la falta de gratitud y las quejas producen poco de qué regocijarse.
- El Universo siempre nos da lo que creemos merecer.
- A muchos nos educaron para fijarnos en lo que no tenemos y sentir solo la carencia. Partimos de una creencia en la escasez y luego nos preguntamos por qué está vacía nuestra vida.
- Cuanto más agradecidos somos, más bienes obtenemos (no sólo materiales, sino personas, lugares y experiencias que hacen que la vida sea digna de ser vivida).
- Si pensamos que no seremos felices hasta que no tengamos determinadas cosas, dejamos en suspenso la vida. Y lo que el Universo oye es: “No tengo tal o cual cosa y no soy feliz”, y eso es lo que conseguimos.
- Tenemos que empezar a aceptar todos los cumplidos diciendo: “Lo acepto con alegría, placer y gratitud”. Al Universo le gusta mucho esta expresión, y entonces nos da los regalos más maravillosos.
¿Cómo empezar a cultivar la gratitud? La autora nos guía con algunas herramientas que pueden ayudarnos, convencida de que si dedicamos todos los momentos posibles del día a agradecer lo bueno que tenemos, eso aumentará.
- Al despertar a la mañana: Agradecer nuestra cama por la buena noche de sueño que nos ha proporcionado. A partir de ese comienzo, es fácil pensar en muchas cosas más por las que sentirnos agradecidas. Esta es una forma fabulosa de empezar el día. Tener un diario de agradecimientos y escribir todo ahí, es de gran ayuda.
- Por la noche antes de dormir: Repasar el día, bendiciendo y agradeciendo cada experiencia. También podemos perdonarnos si nos parece que hemos cometido un error, o hemos tomado una decisión que no era la adecuada. Frente a nuestras partes más oscuras podemos decir: “Gracias por enseñarme esto, para poder sanarlo y continuar adelante”.
- Diariamente: Podemos decirle a alguien lo agradecidos que nos sentimos por algo: a los camareros, al cartero, a tu jefe, amigos, empleados.
Gracias, gracias, gracias
Para seguir profundizando en el tema y tener otras miradas, elegimos a tres colaboradores ―de los 50 que hay en el libro― para compartirles acá su testimonio. Todos suman alguna herramienta para desarrollar cada día más el arte de la gratitud:
Susan Jeffers, doctora en filosofía, autora de Aunque tenga miedo
Jeffers cuenta que, durante los años que trabajó con gente pobre en Nueva York, siempre la maravilló la gratitud que veía en el corazón de aquellos que tenían tan poco en el sentido material. ¿Qué agradecían? Estar vivos, tener comida, poder disfrutar de un día de sol, tener salud, amigos, familia. Y al mismo tiempo, la sorprendía la falta de gratitud que veía en el corazón de tantas personas que tenían tanto en lo material. Entonces, el mensaje que transmite con este ejemplo, es que cuando nos concentramos en la abundancia, sentimos que nuestra vida es abundante. Y cuando nos concentramos en la escasez, sentimos que nuestra vida está llena de carencias. Todo depende de dónde centremos la atención.
Algo interesante que dice (y que surgió en nuestras reuniones de sumario), es que es verdad que no podemos negar los sufrimientos de la vida, porque es perjudicial tanto para la salud física como la emocional. Pero tampoco podemos negar la abundancia que nos rodea. Entonces recomienda que escribamos “Un libro de la Abundancia”. ¿En qué consiste? Cada noche, al acostarte, anotá por lo menos 50 cosas maravillosas que te hayan pasado en el día. Sí, 50. Leyeron bien. Y nos da algunos ejemplos: “Hoy arrancó el auto. Soy capaz de caminar. Tengo alimentos para comer. Hoy mis hijos no se metieron en ningún lío. Sentí el calor del sol en la cara. Las flores están abriéndose. Tengo agua caliente para ducharme. Estoy respirando”.
Estas cosas no tienen que ser sensacionales. Aunque ¿respirar no sería algo sensacional? Lo bueno de este ejercicio es que nos afinará la mirada y hará que estemos todo el día buscando las bendiciones de nuestra vida para tener qué escribir en el libro cada noche. Y cuando empecemos a buscar las cosas buenas, enseguida dejaremos de fijarnos en las malas y nos sentiremos muy afortunadas. Y todo se transformará.
Sri Daya Mata, discípula de Paramahansa Yogananda, autor del clásico Autobiografía de un yogui
Ella recomienda que siempre que experimentemos alguna agradable bendición, digamos: “Gracias, Dios mío”. Y afirma que esta sencilla práctica produce resultados de gran repercusión, porque pensar en lo bueno lo aumenta. Y que aquello que avivamos en la mente, se refleja en el comportamiento exterior. Así, un profundo sentimiento de gratitud ennoblece nuestra vida y la de las personas con las que nos relacionamos.
También asegura que, a veces, el mayor motivo de gratitud está oculto en las dificultades con las que nos enfrentamos, porque éstas nos ayudan a volvernos seres humanos más fuertes, comprensivos y compasivos. La idea de dar gracias a Dios, incluso en medio de las desgracias, es muy hermosa. Y comenta que esto es algo de lo que se habla con frecuencia tanto en las escrituras de Oriente como de Occidente, y representa la perspectiva más verdadera que podemos adoptar. Porque cuando nos volvemos hacia Dios, sin importar cómo nos sintamos, susurrando palabras de agradecimiento, comenzamos a trascender las fluctuaciones de la existencia terrena y a anclar nuestra vida en un amor que perdurará para siempre.
Michael C. Rann, pastor de la Primera Iglesia de la Ciencia Religiosa de Chicago, y autor de varios libros
Elegimos este testimonio por su propuesta de agradecer antes de que sucedan las cosas (distinto a lo que pensamos y hacemos). Él explica que si existe un atajo para manifestar un milagro, es el de la actitud de agradecimiento. Porque cuando aprendemos a ser agradecidos, abrimos nuestra vida a la acción receptiva. El agradecimiento, dice Rann, apela a la Ley de la Receptividad. Entonces, propone usar la palabra “gracias” para conseguir las cosas que deseamos. Por ejemplo: si querés determinada mesa en un restaurante y das las gracias por adelantado al encargado, generalmente eso hará que te ofrezca exactamente la mesa en la que querés sentarte. Y esto sucede porque al expresar nuestra gratitud, hacemos que esa persona se sienta útil y valorada. Demos las gracias y observemos los resultados en nuestra vida. (Habrá que probar).
Oración de agradecimiento
Para terminar, al final del libro hay una oración que nos encantó y se las queremos regalar. Ojalá todas podamos hacernos un tiempo para leerla cada día:
“En el fondo del centro de mi ser hay un pozo infinito de gratitud. Lleno mi corazón, mi cuerpo, mi mente, mi conciencia y todo mi ser con esta gratitud, que sale de mí en todas las direcciones, llega a todo lo que hay en mi mundo, y vuelve a mí en forma de más cosas por las que sentirme agradecida. Cuanta más gratitud siento, más consciente soy de que la provisión es infinita. Expresar gratitud me hace sentir bien, es como un agradable calorcillo en mi vida.
Estoy agradecida por mí y por mi cuerpo. Agradezco mi capacidad de ver y oír, de sentir, saborear y tocar. Agradezco mi casa y cuido amorosamente de ella. Doy gracias por mis familiares y amigos y disfruto de su compañía. Agradezco mi trabajo y en todo momento le doy lo mejor de mí. Agradezco mis talentos y capacidades, y los expreso constantemente de maneras que me satisfacen. Doy gracias por mis ingresos y sé que prospero adondequiera que vaya.
Agradezco mis experiencias pasadas porque sé que forman parte del crecimiento de mi alma. Agradezco la naturaleza entera y respeto a todos los seres vivos. Doy gracias por el día de hoy y por todos los mañanas que han de venir. Siento gratitud por la vida, ahora y siempre”.
Precioso articulo !!! Una oración muy conmovedora !!! Gracias !!!
Hola Lili, muchas gracias por tu mensaje. ¡Nos reconforta mucho saber que te gustó la nota!