Caminar: un peregrinaje personal

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“Caminamos por todo tipo de razones: para hacer las compras, para ir al centro, para acercarnos a la casa de alguien, para pasear al perro, para aclararnos las ideas o como fuente de inspiración. Todas tienen sentido”, dice Libby DeLana al inicio de su libro Camina (Editorial Koan). Y explica que sus caminatas de la mañana se han convertido hace tiempo en un ejercicio de meditación, lo que las hace muy diferentes a lo que conocemos como “dar un paseo”. Porque comprenden la conexión, la observación, el movimiento y el cambio constante.

Para la autora, caminar es un acto que puede cambiarnos la vida. Pero para que así sea, tenemos que tener clara la intención, despreocuparnos del punto de destino, concentrarnos en el momento y comprometernos con la práctica.

DeLana cuenta cómo una mañana salió de su casa para caminar, al día siguiente hizo lo mismo, y al siguiente también. Y nunca más dejó de hacerlo. Y este gesto tan simple se convirtió en un hábito diario que la ayuda a reconectarse con el mundo que la rodea, procesar los pensamientos, mejorar su bienestar físico y espiritual, desbloquear la creatividad y reducir la velocidad para escuchar sus necesidades.

“Debo admitir que el día que di mi primera caminata no sabía que seguiría haciéndola años después. El deseo era por entonces más inmediato, más urgente: pasar más tiempo al aire libre. ¿Cómo sigo en ello? Camino a diario. Porque la caminata de la mañana se ha convertido en una escuela. Una escuela íntima que me enseña cosas de mí misma”, comenta DeLana. Y nos da unas lecciones que fue aprendiendo por el camino:

  • No hay dos caminatas iguales

Incluso si muchas de las variables se repiten, cada caminata es única y hermosa. Cada caminata nos depara una nueva historia, una nueva enseñanza, un nuevo punto de vista y una oportunidad de entender el mundo de manera única. Cada caminata es como una pizarra limpia, una página en blanco. 

  • En cada caminata hay gozo 

Incluso cuando cae una lluvia helada o estamos de mal humor, siempre hay algo maravilloso. La sensación de valentía por estar afuera cuando una voz interior nos ordena quedarnos en la cama, los árboles con la corteza empapada, una agradable conversación con una amiga, la satisfacción de haber salido a caminar tantos días seguidos. 

  • Esto también pasará 

Las emociones y los pensamientos, igual que el clima, suceden y después pasan. La caminata tiene un principio y un fin. La marea sube y baja. Las estaciones se suceden. El sol sale y se pone. La mente se llena y se vacía de basura.

  • El mal tiempo no existe… 

“Sólo existe la ropa inadecuada”, como dijo Alfred Wainwright, el legendario caminante del Distrito de los Lagos. Buena parte de las caminatas tienen lugar en condiciones atmosféricas que pueden considerarse adversas. Basta con asegurarse de contar con el equipo adecuado. 

  • La disciplina es una recompensa en sí misma

Cuando hacemos algo durante treinta días seguidos, cuesta trabajo encontrar una razón para romper la racha. El compromiso es difícil, pero la costumbre es fuerte. Por eso hay que continuar. Un pie delante del otro.

  • No perder el cable a tierra y elevar la mirada

Un buen recordatorio: los pies en el suelo, los ojos al cielo.

  • El silencio contiene información esencial 

Nuestro mundo interior precisa de nuestra atención. Al principio de la pandemia de COVID-19 decidí que no quería saber nada de las noticias y me concedí ciertos periodos de silencio para sentirme en paz. Me quité los auriculares y me di cuenta de lo que me perdía al distraerme con información externa. Debemos asegurarnos de darnos a nosotros mismos periodos de silencio. 

  • Desconecta para reconectar

Caminar solos es una ocasión para acallar el ruido externo y escuchar nuestro instinto, intuición y naturaleza esencial. Así, cada caminata es una aventura de pensamientos, de clima interno, de nuevos senderos. Cada caminata es un peregrinaje personal. 

  • La emoción necesita movimiento

A veces surgen emociones inesperadas y no es fácil definir con exactitud los sentimientos. Añadir movimiento a esos momentos es una manera muy útil de identificar cada emoción, dónde reside y de dónde proviene.  Las palabras movimiento y emoción están relacionadas. Una proviene del latín movere, ‘mover’, y la otra de emovere, ‘remover’. Por eso, no debe sorprendernos que el movimiento estimule las emociones. 

  • Pasa a la acción, todos los días

Caminar diariamente puede cambiarte la vida. Es algo que sucede despacio y de forma deliberada. El compromiso se realiza paso a paso, caminata a caminata. 

  • No hace falta mucho

Es así de sencillo. 

Se hace camino al andar

“No importa que la caminata sea placentera y lenta, o vibrante y decidida; en la naturaleza o por el barrio. Mi consejo es ser creativos y encontrar la forma de integrarla en la rutina diaria. Caminar no es sólo una actividad, es una actitud”, detalla DeLanna en su libro. Y destaca: “El acto de mayor generosidad que podemos realizar para con nosotros mismos es regalarnos tiempo para centrarnos en el propio bienestar tan pronto como despertamos”.

La autora dice que si reunimos fuerzas para lograr un objetivo, llegará un momento en el que no querremos romper el hábito. Por eso recomienda algunas sugerencias para empezar: bajar del transporte público una parada antes, recorrer una calle nueva al día, practicar “plogging” (recoger basura mientras se corre/camina), usar las escaleras (no el ascensor), armar una competencia de caminatas con amigos, tener cerca las zapatillas (en el auto, en la puerta de casa), bajar alguna app en el celular para contar los pasos, adoptar un perro u ofrecernos a sacar a pasear el perro a algún amigo. 

Ya sabemos que la energía genera energía. Que las ganas generan más ganas. Y que gran parte de la motivación para seguir con un lindo hábito, tiene que ver con ser constantes con esa actividad. Por nosotros y por los otros: “Creo que cuando creamos el espacio para cuidar de nuestro bienestar mental, físico, emocional y espiritual, aparecemos en el mundo con más claridad, energía inteligente y consciencia de nosotros mismos. El compromiso personal es enriquecedor, pero quizá lo más importante es que quienes nos rodean sienten la influencia. Eso me motiva”, comenta DeLana. 

Y subraya: “¿Voy a cambiar el mundo con mi caminata diaria? No. ¿Es la caminata de la mañana una cura milagrosa? Desde luego que no. ¿Tengo siempre la energía que deseo? Ni hablar. ¿Me ayuda la caminata de la mañana a empezar el día con el pie derecho y avanzar en la dirección correcta? Si”. 

Si ya te estás contagiando y querés arrancar a diseñar tus caminatas diarias, te dejamos acá 10 consejos de la autora que te pueden impulsar:

  • Motivación 

Preguntate por qué te hará bien integrar esta actividad en tu vida. ¿Autocuidado? ¿Ejercicio? ¿Un intervalo de tiempo para reponer fuerzas? Es posible que durante los días difíciles tengas que recordártelo. 

  • Metas asequibles

Comenzá con tiempos y distancias posibles. Preguntate: ¿cuánto tiempo puedo dedicar este mes? ¿Puedo sacar 15, 20, 30 minutos al día? Esto te permitirá diseñar la ruta. Un paseo por el barrio es un comienzo maravilloso. Empezá despacio, da los primeros pasos. Repetilo cinco días. Repetilo nuevamente. 

  • Compromiso de un mes

Para que algo se vuelva esencial, se convierta en hábito, hacen falta entre tres y cuatro semanas.

  • Caminar, no juzgar

Probalo y fíjate cómo te sentís. Yo me comprometí a caminar todos los santos días desde el principio porque para mí era útil no tener escapatoria: el frío, la lluvia, el cansancio. Quizá este método no le funcione a todo el mundo. No pasa nada. El ritmo es lo de menos, la distancia no importa. Lo único que cuenta es caminar.

  • Preparación a conciencia

Establecé una hora fija para levantarte. Prepará lo necesario la noche anterior. Pensá qué puede hacer que no te levantes a caminar. ¿Hay algún obstáculo? ¿Cómo puedes solucionarlo?

  • Rutina 

Para adquirir un hábito es necesario un poco de perseverancia. Respetar la rutina, la misma ruta a la misma hora, nos ayudará a reforzar la costumbre. “El ejercicio parece más fácil cuando se convierte en hábito y no requiere de tanta fuerza de voluntad cuando no nos apetece”, dice Charles Duhigg, autor de El poder de los hábitos

  • Busca compañía 

Un compañero de caminata puede ser estupendo para mantener la motivación. La sensación de que alguien cuenta con nosotros puede servirnos para salir de la cama. Piensa quién estaría dispuesto a acompañarte, aunque no sea todos los días. 

  • Dar al tiempo su importancia 

Acepta que quizá debas renunciar a algo para hacer sitio a esta nueva práctica. Yo soy de la opinión de que no solo buscamos tiempo para lo importante, sino que lo creamos.  ¿A qué estás dispuesto a renunciar para lograr tu objetivo? 

  • Diario  

Llevá un diario de tus caminatas. ¿Cómo podés crear un sistema de registro de las caminatas, para que no se te olviden? Tomá notas, contáselo a los amigos, sacá fotos. Tomá conciencia de cómo te sentís al final de cada una. Cada caminata tiene lecciones, dificultades y recompensas propias.

  • Prestar atención a cuándo no es agradable caminar

Las caminatas difíciles tienen mucho que ofrecer. Podés preguntarte: ¿qué ha ido mal? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estaba la dificultad? ¿Qué he aprendido de ella? 

Mantra del camino
Fuente: Libro Camina
Que al caminar encuentres felicidad,
que al caminar encuentres gozo,
que al caminar encuentres energía,
que al caminar encuentres respuestas,
que al caminar encuentres un mundo radiante,
que al caminar encuentres el aquí y ahora,
que al caminar encuentres la paz,
que al caminar encuentres el coraje,
que al caminar encuentres el amor.

Estas son algunas de nuestras frases favoritas del libro:

Caminar siempre es descubrir. Cuando vamos a pie nos tomamos el tiempo de ver las cosas en su totalidad”. Hal Borland

Si estás de mal humor, sal a caminar. Si sigues de mal humor, sal a caminar otra vez”. Hipócrates

Camina como si besaras la tierra con los pies”. Thich Nhat Hanh

Cada caminata es una especie de cruzada”. Henry David Thoreau

Un viaje de mil kilómetros comienza con un simple paso”. Lao Tse

Mientras uno pueda seguir caminando, todo irá bien”. Soren Kierkegaard

Salgamos a caminar para que el ánimo se alimente y refresque con el aire y la respiración profunda”. Séneca

Caminar hace que el mundo sea más grande, y por lo tanto, más interesante. Te da tiempo a fijarte en los detalles”. Edward Abbey

La caminata de la mañana se ha convertido en un hábito esencial que tiene algo de devoción religiosa y quizá incluso de oración”. Libby DeLana

Si buscas ideas creativas, vete de paseo. Los ángeles susurran al oído del hombre mientras camina”. Raymond I. Myers

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