«La vida es el proceso de llegar a ser, una combinación de estados por los que tenemos que pasar. Lo que falla es que la gente quiere elegir un estado y permanecer en él. Y esto es una especie de muerte».

ANAÏS NIN

Escritora estadounidense

✨SOLTAR LAS RESISTENCIAS

¡Hola, te damos la bienvenida a un nuevo círculo! En este tiempo que nos desafía y nos lleva a tener que encontrar siempre nuevas formas de atravesar lo que nos toca, quisimos hablar de una capacidad que todos tenemos y que siempre podemos poner en práctica: la FLEXIBILIDAD. Te compartimos nuestro nuevo editorial. ¡Y te invitamos a descubrir los nuevos contenidos del mes! 

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¿Alguna vez te pasó que, frente a una situación de estrés, tu cuerpo se endureció? ¿O te encontraste, de pronto, luchando por escapar de pensamientos rígidos para dejar atrás viejas estructuras? Cada día, la vida nos pone frente al desafío de aceptar lo que nos toca, para hacernos más flexibles. Por eso, este mes queremos hablar de este tema con vos. 

¡Qué disfrutes nuestro editorial!

Soltar las resistencias

¿Te acordás? De chicos solíamos hacer piruetas que hoy, a muchos de nosotros, pueden parecernos imposibles: verticales, medialunas, saltos en alto, bailes y escaladas entre las ramas de los árboles del barrio. Éramos flexibles, en más de un sentido. Podíamos hacer y deshacer a nuestro antojo, puro intento y error, sin tanto temor a fallar o a equivocarnos. Nos permitíamos jugar a vivir, ser plásticos, maleables, hacernos “de goma” sin rompernos. No había nada de malo en probar, en dejarnos fluir y así desplegar nuestros brazos en el viento para sentir que de verdad podíamos volar. 

¿Cuándo fue que olvidamos poner en valor esa flexibilidad? ¿Dónde quedaron nuestras ganas de danzar la vida a cada instante, siempre al compás de una melodía nueva? ¿Por qué las estructuras que construimos para darnos seguridad terminaron convirtiéndose, por momentos, en jaulas?

Pensamientos, creencias, mandatos, inquietudes propias, miradas ajenas. Ladrillos que, unos sobre otros, alzaron paredes tan altas que comenzaron a dar vértigo. Y entonces ya no nos animamos a trepar, como antes, para mirar desde arriba, porque el miedo a caer, a golpearnos, a que nos queden marcas, nos llamó a permanecer rígidos, estables, quietos. 

Así perdimos de vista que, al igual que los tallos tiernos de las plantas, que se doblan pero no se quiebran, somos portadores de una fuerza misteriosa y vital que nos permite asumir nuevas formas sin perder nunca nuestra esencia. Hay magia en ese movimiento armonioso y sutil en el que la energía se hace laxa y podemos bambolearnos, oscilantes como olas, para dar curso a otras mareas. Cuánto podemos aprender de la Madre naturaleza, ¿no?

Quienes hayan tomado registro de esta capacidad noble y a la vez sabia, comprenden bien de lo que hablo. De ese poder humano que descansa dentro nuestro, allí donde los magullones duelen tanto como enseñan. ¿Cómo no hacernos conscientes de esa gran verdad que nos dice que es poco y nada lo que controlamos? ¿Cómo no rendirnos ante la evidencia de que existe un Universo mucho más amplio que ese pequeño punto que ocupamos en el mapa?

Aceptar, de eso se trata. Una capa protectora que siempre tendremos a mano para hacer frente a las tormentas, dejándonos arrastrar por los vaivenes del viento, pero sin perder el equilibrio ni detener la marcha. Un entrenamiento intensivo, aunque silencioso, para que ese músculo, que es el corazón, por fin se aquiete. 

En esa travesía queremos acompañarte, para que a través de este nuevo círculo elijas estar en el mundo de una manera más flexible. Porque así como el cuerpo “queda duro” cada vez que las emociones se silencian o se estancan, del mismo modo nos endurecemos internamente cuando nos empeñamos en ir contra esa certeza que nos habita, resistiendo el flujo que marca la vida.

Como siempre, en nuestros Encuentros del Alma junto a Flor Bárcena, compartiremos reflexiones y herramientas para intentar “ablandar» nuestras partes rígidas. Y también, como siempre, tendremos talleres para seguir sumando experiencias que nos nutran y nos ayuden a crecer humanamente.

Porque hay un fuego interior que todos llevamos, una fuerza que no lucha, una voz que no grita, una llama que no quema, sino que enciende la chispa sagrada de los dones. Una luz que se esparce hacia los rincones que, por la razón que sea, se han rendido a la penumbra. Volvamos a brillar, querida comunidad. Abracemos aquel aprendizaje de la infancia: el de ser elásticos con lo que nos toca y volvernos más compasivos con cada uno de nuestros intentos.  

Por María Eugenia Sidoti

⭐ ¿Qué te hace sentir este tema? ¡Contanos!

En la vida tenemos dos alternativas: recibir lo que nos toca, aceptando que todo (lo bueno y lo malo) forma parte de nuestro camino, o luchar contra eso que no queremos que nos pase, generando resistencias. ¿Qué te gustaría compartirnos sobre tu experiencia de ser cada vez más flexible?

Queremos estar cerca, compartinos todo lo que sientas enviando un correo a hola@circulosophia.com ¡Te leemos!

 

Pensamiento centrado en la solución versus pensamiento centrado en el problema

Fragmento del libro Tu zona de confort positiva (Urano), de Kristen Butler. 

En mi vida personal, divido mis pensamientos en dos categorías. Los llamo pensamientos centrados en la solución y pensamientos centrados en el problema. Cuando me siento atascada en una situación muy compleja, hago una pausa, analizo mis pensamientos y me pregunto: «¿Este pensamiento está centrado en el problema o en la solución?».
Reconocer a qué categoría pertenecen mis pensamientos es un hábito mental importante que espero que también puedas desarrollar. Para lograrlo, veamos estas dos formas de pensar más detalladamente.
La mayoría de nosotros tiende a priorizar los problemas, porque es lo que nos enseñan a hacer desde temprana edad. En los canales de noticias se muestra todo lo que está saliendo mal. Cuando compartimos nuestras historias, nos centramos en lo que nos hizo sentir mal. Cuando hacemos planes, nos anticipamos a los problemas que podrían surgir. Nuestro sistema nervioso está siempre preparado para enfrentar potenciales peligros.
El problema con esta forma de pensar es que te enseña a crear tu vida de forma reactiva, en respuesta a lo que no deseas, en lugar de hacerlo de forma proactiva, en respuesta a lo que realmente quieres experimentar. A esta forma de pensar la llamo pensamiento centrado en el problema, ya que, cuando te encuentras inmerso en ella, te enfocas en los problemas.
Cuando esto sucede, tiendo a quejarme, señalar mis limitaciones, buscar explicaciones de por qué algo no funcionará, tomar decisiones basadas en el miedo y discutir con las personas que me ofrecen soluciones. Esta versión de mí está desesperada por hacer que las cosas funcionen, pero le resulta difícil confiar en el proceso, porque su visión rápidamente se nubla por todo lo que no está funcionando y lo que podría salir mal.
Cuando tienes este tipo de pensamientos centrados en el problema, tiendes a actuar desde el miedo y la incomodidad, lo que conduce a resultados contradictorios. Sí, puedes obtener una parte de lo que quieres, pero eso siempre viene de la mano con cosas que no quieres. Cuando estás fuera de tu zona de confort, tus pensamientos tienden a centrarse en los problemas. Como seguramente sabes, esto se debe a que, a medida que te alejas de tu zona de confort, tu sensación de seguridad disminuye y el entorno se vuelve más amenazante. Eso despierta el miedo y la vulnerabilidad, lo cual te hace extremadamente sensible a los problemas y amenazas que puedan surgir a tu alrededor. Y, cuando tus pensamientos se centran en los problemas y las amenazas, no logras encontrar soluciones reales y duraderas para los problemas.
Y es que las soluciones reales y duraderas surgen cuando te sientes seguro, relajado y confiado, sentimientos que solo puedes experimentar cuando te encuentras dentro de tu zona de confort. Si te sientes seguro, tus pensamientos tienden a centrarse en las soluciones, porque no estás alterado ni temeroso. Y, cuando esto sucede, te concentras en las posibilidades y alternativas, tomas nota de lo que está funcionando bien y confías en que estás siguiendo el camino correcto.